Compartir el propio dolor en un grupo que se reúne con frecuencia ofrece información crucial sobre las formas personales en las que nos dolemos y en relación con los demás; combate el frecuente “aislamiento social” que sufren las personas en duelo y mejora los aspectos educativos de la terapia de duelo. Es usual que aquellos que pasan por sesiones individuales, a menudo optan por participar en series.

A menos que se especifique, la mayoría de los grupos incluyen todo tipo de pérdidas (“Grupo abierto”) y se reúnen durante sesiones de 3 horas una vez a la semana durante 4 u 8 semanas. Después de un breve chequeo inicial, el practica el programa en su totalidad durante el transcurso de cada sesión. Esta es una diferencia importante con las sesiones individuales, que se centran en los efectos emergentes de una técnica específica en lugar de centrarse en el programa completo. Practicar el programa completo permite vivencias el ‘efecto campana’ que la practica tiene – que comienza con baja energía, alcanza un ápice energético y luego vuelve a disminuir el nivel energético. Si bien la vivencia es individual, luego nos abrimos a una sección de procesamiento grupal adonde todos podemos compartir nuestra experiencia con el grupo y beneficiarnos de la comparación compasiva. En ese momento ofrezco tanto orientación individualizada asi también como la posibilidad de ser testigos de como otros atraviesan el duelo. En este tipo de series, la asistencia a todas las sesiones del ciclo es necesaria para asegurar la continuidad del trabajo.

Al igual que con las sesiones individuales, el proceso comienza llenando un Formulario de Admisión para la serie donde aprendo sobre las pérdidas específicas que cada participante, qué síntomas son más agudos, qué otras terapias han experimentado antes, cuáles son slos objetivos personales y adonde también informo a los participantes sobre algunas reglas de interacción terapéutica.